Esta Semana Santa me apetecía releer a Vila-Matas, así que me animé con Dietario voluble (Anagrama, 2008). Un libro que leí en su momento y que tengo lleno de notas y papelitos, recortes y un sospechoso, inconfesable rastro de subrayados y cruces, y de esquinas dobladas: el epitafio de W.C Fields: “A pesar de todo, preferiría estar en Filadelfia“, o aquella frase de Renard, “Cuando la pereza te hace infeliz tiene el mismo valor que el trabajo“.
También esa historia de Catherine Deneuve, la musa de Buñuel, que vive en la misma plaza de Saint-Sulpice, en París, sobre la que escribió Perec o, en la página 34, el párrafo en el que Vila-Matas menciona alguno de los libros que tenía pendientes de leer, y entre los que cita Viaje sentimental de Laurence Sterne que, casualidad, encontré la semana pasada en una librería de viejo, antes de empezar a leer el Dietario, y que tengo también en mi mesita de lecturas pendientes.
Siempre me han divertido esos pasadizos secretos, inesperados, que conectan los libros con la vida. Por ejemplo Laurence Sterne conecta con Vila-Matas, pero no con el Vila-Matas de ahora, sino con el Vila-Matas de febrero de 2006 que es quien, según el dietario, tenía en su mesita el Viaje sentimental.
La edición que yo compré el otro día es ésta de KRK, la editorial de Oviedo que lo publicó en enero de 2006. De modo que no es aventurado pensar que, probablemente, sea la misma edición que en su día leería Vila-Matas.
Es más, tampoco sería imposible que fuera el mismo libro. Se sabe que Vila-Matas extravió dos o tres cajas de libros en una mudanza, y que acabaron en manos de libreros de viejo.
De hecho, yo mismo he encontrado alguno de aquellos libros perdidos de Vila-Matas, firmados o anotados por él, como ya conté AQUÍ.
Pero el juego de pasadizos, casualidades y rendijas no acaba aquí. El libro de Sterne muestra en la cubiera un retrato del propio Sterne que comunica, a su vez, con Javier Marías quien en su día tradujo La vida y opiniones del caballero Tristam Shandy, y que tiene en una de las estanterías de su biblioteca un retrato que le regalaron y en el que aparece él mismo en idéntica pose que Sterne.
Al lado, no nos perdamos a estas alturas, una foto de Arthur Machen, el maestro del terror, del que Reino de Redonda publicó una biografía en inglés, The life or Arthur Machen, de John Gawsworth, en 2005.
Pues bien, hace un par de semanas, cuando Javier Marías participó en el ciclo Bibliotecas de escritores, que coordiné para la Fundación Mapfre, tuvo la amabilidad de regalarme precisamente ese libro, que me dedicó en la portadilla.
“Para jesús -se lee- como heredero del autor y financiador de la edicion rara”. El escritor John Gawsworth fue coronado Rey de Redonda en 1947, título que hoy ostenta Javier Marías, que también es el heredero de los derechos de Gawsworth con lo que queda todo razonablemente explicado.
En fin, que tengo que leer a Sterne, y su Viaje sentimental. Y hablar con Vila-Matas, a ver qué le parece todo esto.
Oiga!…a mí me parece que esto de la literatura es cosa de brujería. Qué quiere que le diga…
Cosa peligrosa para los tiempos que corren; leerla o escribirla. Empieza uno/a con notas y acaba con la santa (en ´minúsculas) inquisición ( idem), registrando.
Si por notas es, los libros de una servidora- de nadie- andan hasta con flechitas de esas de ” ver más abajo”, y anotaciones que, después de los años a saber qué dirán, porque no entiendo mi letra.
Un cordial saludo.
Sí, es cierto, alenar, que hay algo de brujería en los libros.
Suerte con tu letra.
Gracias. Saludo.
Interesante historia; pura literatura ella misma. Alenar, te entiendo, a mí me pasa exáctamente lo mismo.
Gracias, Antonio. Me incorporo, de nuevo, al blog después de una temporada de pereza.
Abrazo.
Gracias Antonio.
Abrazo.
Hola, Jesús. Resulta que la primera vez que escuché tu nombre fue cuando visité (en realidad traté de visitar porque no llegué a ver ningún libro que no estuviese en una vitrina) la Biblioteca de Cortázar. Allí encontré un folleto sobre tu libro bibliocortazariano, pero no tenían ejemplares así que no lo adquirí. Lo que sí que compré, en una librería de viejo, fue un ejemplar de relatos de Vila-Matas en el que hablaba de Sterne y su Tristram Shandy, libro que por supuesto tuve que comprar y que tengo pendiente de acometer. En fin, ahora en este espacio me encuentro esto. Azares parisinos, que diría Cortázar, digo yo, abrazos y felices libros
Pedro, ¿cómo estás? Me encantan estos pasadizos y azares de los libros.
Abrazo, gracias.