No me había dado cuenta hasta hoy, de la cantidad de manos que hay por casa: pequeñas manos de madera que he comprado en el Rastro, cuadros de manos, dibujos de manos…
Así que acabo de caer en que, por algún motivo, las manos llevan tiempo interesándome, aunque nunca haya sido del todo consciente de ello.
Viene todo esto al caso de que cada año encargo un nuevo ex libris. Siempre busco un artista amigo para que me lo diseñe, y esta vez ha sido Marcelo Fuentes (Valencia, 1955) que aceptó encantado (y yo mucho más, desde luego) la invitación.
De Marcelo, llaman la atención la melancolía, llena de poética soledad, de los lugares que pinta; los edificios en los que descubre siempre un sutil juego de sombras y geometrías, y sus cielos con algo de esa bruma esencial.
El caso es que Marcelo aceptó encargarse de mi exlibris, y que, para mi sorpresa, me envió esta imagen absolutamente inesperada.
Me contó que, en estos tiempos en los que parece imprescindible la convivencia con la tecnología, se planteó la sencillez de esas manos pintadas en las cuevas.
El más antiguo y primigenio rasgo de identidad: sellar la propia mano, con pigmento, en la pared del sitio que se habita.
Me encantó la fuerza de esa imagen, su sencillez extrema, su originalidad y con ella, hicimos mi hermano Pedro y yo, este ex libris con la letra de mi también amigo Emilio Urberuaga.
Nos ha gustado a todos, sí, su sencillez y el enigma familiar de esa mano, algo atávica y fundacional, en la que nos miramos y nos reconocemos.
El primer libro en el que lo he pegado es esta primera edición de Octubre Octubre, aquella lectura deslumbrante de hace tantos años, y que he pedido a José Luis Sampedro que me dedique. No se me ocurre un mejor sitio para estrenarlo.
¿He dado ya a Marcelo, sufientemente, las gracias?
Más sobre mis ex libris AQUÍ.
Sobre del del año pasado, original de José Luis Mazarío, AQUÍ.
Y sobre el anterior, de Emilio Urberuaga, AQUÍ.
Nada más ver la mano, antes de leerte, me vino a la cabeza la imagen de las manos en negativo de las cuevas prehistóricas. Es verdad, no lo había pensado, la firma primigenia. Qué bonito. Y lleno de simbolismo.
Me encantan los Ex-libris, incluso tengo un libro sobre ellos.
Un beso
Pilar Pino (bajo pseudónimo, jeje)
Gracias, Pilar.
El exlibris es bien bonito, sí.
Qué buena idea elegir de seudónimo tu propio nombre.
A nadie se le ocurrirá pensar que estés tu misma tras él.
Gracias.
Ah, no, es que en los blogs utilizo otro nombre, no sé por qué aquí no ha salido.
es una maravilla, me encanta.
Lo es, estoy encantado con él.
Esta semana lo estreno.
Besos, gracias.