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En diciembre de 1999 me condedieron el Premio Miguel Delibes de Periodismo, que otorga cada año la Asociación de la Prensa de Valladolid.
Un premio que tenía el atractivo especial de conocer a Delibes, que recibía al premiado en su casa.
Y guardo, como oro en paño, las fotos de aquella tarde: Don Miguel -a quien recuerdo encantador, socarrón, cariñoso- sentado en una mecedora, y aquella teckel que iba y venía, traviesa y divertida, todo el tiempo.

Miguel Delibes en 2000

Desde aquel día, y durante años, intercambiamos cartas cuatro o cinco veces al año, las suyas siempre atentas, generosas, de letra difícil, un poco jeroglífica.  
No recuerdo todos los libros que he leído de Delibes. Muchos en todo caso, todos imprescindibles: Los santos inocentes, Cinco horas con Mario, El camino, Diario de un cazador, o el deslumbrante El hereje, que me traje dedicado de aquel viaje.

No es sólo uno de mis escritores predilectos, sino un ejemplo de coherencia y honestidad.
Siempre me interesó lo que decía, y siempre valoré sus opiniones sobre los más diversos temas.Pero sobre todo admiraba de él su generosidad, su lucidez, no exenta de cierto inevitable escepticismo, y su compromiso con el mundo que le tocó vivir.

Volvimos a vernos a finales de 2009, cerca de su casa. Nos encontramos en mitad del paseo que daba cada mañana, y allí, sentados en un banco, charlamos de esto y de aquello y le llevé un ejemplar de 44, el libro que acababa de publicar, y que le había dedicado.

Luego le acompañamos a su casa, andando. Íbamos su hija Elisa, su amigo Ramón García y yo. Recuerdo perfectamente su despedida, “Adios Marchamalo, suerte con tus cosas” mientras subía las escaleras del portal.

Esta semana ha hecho dos años que murió. Uno de los más grandes escritores contemporáneos, y un tipo excepcional, Don Miguel.
Fue una fortuna irrepetible conocerle.

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6 pensamientos en “Delibes, Don Miguel

  1. Gracias Lola, gracias Aldabra. La verdad que sí, fue un privilegio conocer a Delibes. Y no, no había visto esa foto suya con la trucha. Aunque Luis Mateo, en su discurso en la RAE habló del Delibes pescador, y ese día en que pescó no sé cuantas truchas. Gracias a todos.

  2. Hermoso y emocionante recuerdo, Jesús.Uno tuvo que conformarse (¡que no es poco!) con conocerlo a través de la lectura de sus novelas (todas las que citas y El príncipe destronado, Las guerras de nuestros antepasados, Las ratas…) de sus espléndidos artículos, de las numerosas entrevistas que le hicieron…En fin, me declaro fiel "delibiano" y lo encumbro en la cima de mis otros Migueles literarios: Cervantes, Unamuno, Hernández…Un abrazo.

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